Rascadores para gatos

Los gatos tienen la necesidad natural de afilar sus garras. Si no tienen a mano un rascador, es posible que recurran a la tapicería, la alfombra o las cortinas. Es por eso que el rascador forma parte del menaje del hogar en muchas casas con gatos. En bitiba encontrarás una gran selección de rascadores para tu minino: desde tablas y barriles rascadores para ahorrar espacio hasta grandes rascadores con varios niveles.

A los gatos muy jóvenes les basta con las pelotas de rascar u otros juguetes o alfombras. A los gatitos les cuesta trepar por los rascadores altos, y además estos son un peligro para la seguridad, ya que los gatitos necesitan practicar sus habilidades de escalada y pueden caerse fácilmente. Es aconsejable comprar un rascador cuando el gatito tenga unos tres o cuatro meses, aunque en el caso de rascadores muy altos es buena idea empezar construyendo solo la parte inferior y añadir los niveles superiores más adelante.

Los rascadores suelen ofrecer a tu gato varios postes de rascado, normalmente envueltos de sisal, en los que puede estirarse y afilar sus garras. Además, muchos rascadores para gatos disponen de varios sitios donde tumbarse y esconderse. Según el modelo, presentan niveles planos para dormir y observar el territorio, camas mullidas, hamacas y casitas que aportan variedad. Por lo tanto, los rascadores no solo son importantes para el cuidado de las garras, sino que también sirven como entretenimiento y como retiro. Pero los rascadores para gatos no tienen por qué llegar hasta el techo. Los rascadores pequeños y los juguetes para afilar las garras son alternativas que ahorran espacio y son muy adecuadas para los hogares pequeños con poco espacio.

Para limpiarlos, es importante seguir las instrucciones de mantenimiento del fabricante. A veces, las fundas de los cojines, plataformas y camitas son extraíbles y pueden lavarse en la lavadora. Aparte de eso, se recomienda eliminar los pelos y demás suciedad con una aspiradora u otras herramientas, y la suciedad más resistente con un paño húmedo.

Para los gatitos muy jóvenes, se recomiendan los rascadores de fácil acceso, por ejemplo, alfombras de rascado, postes de rascado individuales o rascadores de poca altura para evitar caídas desde muy alto.

Naturalmente, los postes rascadores son los que más se desgastan. Muchas veces pueden sustituirse solo los postes por separado o envolverlos en sisal nuevo. Se recomienda cambiar por completo el rascador si ya no es estable o si presenta otros peligros potenciales para el gato.

Los rascadores que mejor se adaptan a tus necesidades dependerán de tu propia situación, de tu presupuesto y de las preferencias de tu gato. En el caso de los hogares con varios gatos, se recomiendan los rascadores para gatos con varios pisos para que tengan suficientes oportunidades de tumbarse y arañar y no haya conflictos. En el caso de los rascadores altos, asegúrate de que están bien sujetos a la pared o al techo. Una base pesada también contribuye a una construcción robusta.

Para los gatos a los que les gusta esconderse, los rascadores deberían disponer de una cueva o una casita. Muchos mininos prefieren descansar en lugares elevados que les permitan observar bien el territorio y les ofrezcan protección frente a posibles «alborotadores». A la hora de elegir los rascadores adecuados, también conviene fijarse en los materiales utilizados. La felpa es suave y mullida, pero a veces es más difícil de limpiar que las fundas de tela lisa. Los postes de rascado deben ser resistentes y capaces de soportar los arañazos frecuentes. El uso del sisal natural ha demostrado su eficacia, aunque también existen combinaciones de madera natural y sisal, por ejemplo, y otras variaciones.